«Estamos entrando en un nuevo orden internacional, pero nuestra mirada se rige por el orden anterior. De ahí la sensación constante de inseguridad, de no tener mecanismos que nos guíen«. Así comenzó su intervención Pol Morillas, director del CIDOB (Barcelona Center for International Affairs), el invitado del encuentro del pasado 18 de noviembre del Grup Clade. Según Morillas, hay cuatro factores que explican este cambio de modelo: (1) el tránsito del poder internacional tanto en lo que se refiere a los liderazgos, como a las localizaciones; (2) la revalorización de la geopolítica, donde el bien nacional prevalece cada vez más sobre el interés global, generando conflictos; (3) la pérdida de credibilidad de las organizaciones internacionales ideadas para garantizar el bien común; y, derivado de los puntos anteriores, (4) las evidentes crisis transnacionales -como la crisis climática; la Inteligencia Artificial y su regulación; crisis alimentaria, crisis sanitaria etc- pasan a un segundo plano.

Este contexto favorece liderazgos que recuperan el interés nacional y lo sitúan como la prioridad. Europa no es una excepción: ante la receta ‘tradicional’ de la integración que dio como resultado la unión de los estados, surge un discurso paralelo que apunta hacia una Europa de las naciones, donde sean los estados quienes definan el camino de Europa, no al revés.

«Por lo tanto –subrayó Morillas- cuando tenemos más necesidad de gobernanza internacional es cuando tenemos menos capacidad de abordar los proyectos conjuntamente».

Este análisis ha abierto el debate entre los participantes y ha puesto encima de la mesa la necesaria reflexión sobre el futuro y el rol que puede tener la economía social en este contexto.

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